24 de octubre de 2012

El hombre llega a la Luna


Fue un viaje temerario a otro mundo. Un salto al vacío en un territorio extraterrestre sin atmósfera. El 16 de julio de 1969, los tripulantes del Apolo 11 sólo sabían con certeza a dónde pretendían llegar, pero tenían muchísimos motivos para preguntarse si volverían a pisar su propio planeta. Hoy, cuando se cumplen 43 años desde que Armstrong, Aldrin y Collins culminaran su extraordinaria hazaña. De hecho, los astronautas del Apolo 11 han reconocido que emprendieron el viaje sabiendo que sus probabilidades de llegar a la Luna con éxito y regresar vivos a la Tierra eran de en torno al 50%.
La apuesta de la NASA fue arriesgadísima, y múltiples factores podían haber convertido la misión en un trágico fiasco, ante 600 millones de telespectadores. Aunque al final Armstrong logró dar su «pequeño paso para un hombre, y gigantesco salto para la Humanidad», hoy sabemos que los astronautas padecieron graves dificultades.El momento más dramático ocurrió durante el delicadísimo descenso sobre la superficie lunar, cuando el ordenador del módulo que pilotaban Armstrong y Aldrin sufrió una sobrecarga, y saltó una alarma. Los astronautas preguntaron a Houston si debían abortar la operación y el centro de control tardó un eterno, angustioso minuto en contestar que ignorasen la alerta. Fue entonces cuando Armstrong se dio cuenta de que el módulo se había desviado del lugar previsto para el alunizaje, y que se dirigían a un inmenso cráter lleno de rocas que podrían destruir las patas de la nave e impedirles salir de allí. Pero el veterano piloto de guerra mantuvo la sangre fría, cogió los mandos del aparato, y logró posar la nave con suavidad en una zona plana y despejada, cuando ya sólo quedaban 30 segundos de combustible.
No es de extrañar, por lo tanto, que cuando Armstrong pronunció las míticas palabras «Houston, aquí Base Tranquilidad, el Águila ha aterrizado», el controlador en Houston confesara que allí estaban «al borde del infarto» y gritó aliviado: «¡Volvemos a respirar!». Así, gracias al valor, el temple y la inteligencia de aquellos pioneros del Cosmos, la visión de Kennedy se hizo realidad, y como dijo Aldrin, la misión del Apolo 11 fue, y será siempre, «un símbolo de la insaciable curiosidad del hombre para explorar lo desconocido».

Teoría Geocéntrica

Una estructura del Universo fue elaborada en el siglo II d.C. por el astrónomo griego Claudio Tolomeo.

La teoría de Tolomeo sostenía que la Tierra está inmóvil y se encuentra en el centro del Universo; el astro más cercano a la Tierra es la Luna y, según nos vamos alejando, están Mercurio, Venus y el Sol casi en línea recta, seguidos sucesivamente por Marte, Júpiter, Saturno y las llamadas estrellas inmóviles.

Posteriormente, los astrónomos enriquecieron este sistema con una novena esfera, cuyo movimiento se supone que lo causa la precesión de los equinoccios. También se añadió una décima esfera que se pensaba era la que conducía a los demás cuerpos celestes.

Para explicar los diversos movimientos de los planetas, el sistema de Tolomeo los describía formando pequeñas órbitas circulares llamadas epiciclos, los centros de los cuales giraban alrededor de la Tierra en órbitas circulares llamadas deferentes. El movimiento de todas las esferas se produce de oeste a este.

Tras el declive de la cultura griega clásica, los astrónomos árabes intentaron perfeccionar el sistema añadiendo nuevos epiciclos para explicar las variaciones imprevistas en los movimientos y las posiciones de los planetas. No obstante, estos esfuerzos fracasaron en la solución de muchas incoherencias del sistema de Tolomeo.

La Tierra: Única o corriente.

Existen dos posturas principales en la comunidad científica frente a la concepción de la regularidad de la Tierra:

Principio de mediocridad
Debido a que el único ejemplo de vida que conocemos en el universo es la vida en el planeta Tierra, los que se interesan en el tema siguiendo un enfoque racional suelen seguir el principio científico de mediocridad, al afirmar que la vida en el planeta Tierra no es un caso especial, y por lo tanto la vida como la conocemos puede ser considerada un ejemplo típico de lo que la vida sería en todas partes. Esta presunción es relevante, pues determina fuertemente las acciones que emprenden los que buscan probar científicamente la existencia de la vida fuera de la Tierra. Dicho principio de mediocridad, pese a su estatuto de conjetura, permite aventurar algunas predicciones sobre los posibles atributos de la vida extraterrestre. En particular, se admite que existen atributos universales de la vida, por ejemplo, se acepta que la evolución darwiniana es universalmente válida, y que toda potencial criatura viviente debería sus características a un proceso de selección natural, tanto en la Tierra como en cualquier otro lugar del universo.

Hipótesis de la Tierra especial

En contraposición al principio de mediocridad, existen los que afirman que la vida en la Tierra no es un caso mediocre, y que las condiciones necesarias para su aparición son tan únicas y particulares, que bien puede ser posible que existan muy pocas, o incluso sólo un planeta con vida en el universo: la Tierra.
Los defensores de esta hipótesis alegan que la vida en la Tierra, y en particular la vida humana, parece depender de una larga y extremadamente afortunada cadena de eventos y circunstancias, que bien podrían ser irrepetibles incluso en la escala cósmica. Por ejemplo, se menciona con regularidad que sin una Luna tan grande como la que tiene la Tierra, el planeta tendería a presentar una precesión mucho más importante, cambiando drásticamente de inclinación en su rotación, y afectando así de manera caótica el clima y, muy posiblemente, imposibilitando la vida como la conocemos.

Sin embargo desde fines del siglo XX, y producto de nuevos descubrimientos, la presunta existencia de un océano de agua líquida en Europa, o el demostrado hecho de que los planetas extrasolares son relativamente comunes, y de que por tanto algunos de ellos podrían presentar condiciones factibles para la vida, han hecho que esta hipótesis ya no sea compartida por buena parte de la comunidad científica.

Teoría del Big Bang

Aquí les dejo un video documental donde podemos apreciar con muchos detalles la Teoría del Big Bang, desde como se concentra la materia en un solo punto, hasta ver como el universo se expande. Es curioso ver como el universo se vuelve cada vez mas pequeño si viajásemos atrás en el tiempo. Les dejo aquí el video para que puedan disfrutarlo:

Johannes Kepler II

Después de haber conocido su vida y de dónde provenía su afán por descubrir los secretos del universo, vamos a proceder con la obra científica que desarrolló a lo largo de su vida.


Para dar con sus famosas leyes, Kepler tuvo que renunciar antes a una serie de ideas grabadas a fuego en su concepto del universo:

Después de estudiar teología en la universidad de Tubinga, incluyendo astronomía con un seguidor de Copérnico, enseñó en el seminario protestante de Graz. Kepler intentó comprender las leyes del movimiento planetario durante la mayor parte de su vida. En un principio Kepler consideró que el movimiento de los planetas debía cumplir las leyes pitagóricas de la armonía. Esta teoría es conocida como la música o la armonía de las esferas celestes. En su visión cosmológica no era casualidad que el número de planetas conocidos en su época fuera uno más que el número de poliedros perfectos. Siendo un firme partidario del modelo copernicano, intentó demostrar que las distancias de los planetas al Sol venían dadas por esferas en el interior de poliedros perfectos, anidadas sucesivamente unas en el interior de otras. En la esfera interior estaba Mercurio mientras que los otros cinco planetas (Venus, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno) estarían situados en el interior de los cinco sólidos platónicos correspondientes también a los cinco elementos clásicos tal que así:


En 1600 acepta la propuesta de colaboración del astrónomo imperial Tycho Brahe, que a la sazón había montado el mejor centro de observación astronómica de esa época. Tycho Brahe disponía de los que entonces eran los mejores datos de observaciones planetarias pero la relación entre ambos fue compleja y marcada por la desconfianza. No será hasta 1602, a la muerte de Tycho, cuando Kepler consiga el acceso a todos los datos recopilados por Tycho, mucho más precisos que los manejados por Copérnico. A la vista de estos datos, Kepler se dio cuenta de que el universo no podía ser explicado por la teoría de los poliedros perfectos y formas geométricas simples. Como consecuencia, Kepler renunció a las órbitas circulares de los planetas y se planteó que estas tuviesen otra forma distinta: elíptica.